ELIZONDO

Un paseo: La capital del valle del Baztán puede tener a gala presidir una comarca apacible que le da al viajero lo que el viajero busca, y si no, a cuarto de hora lo encontrará en cualquiera de los pueblos próximos como Zugarramurdi, Irurita, Amaiur... Tiene Elizondo una curiosa fiesta en verano, la baztandarren biltzarra, en que un desfile de carrozas pone color y sonido a las calles. Si no somos amantes del folclore, tal vez nos resulte algo particular.
Una visita: La ciudad en sí misma y todo el valle ya son suficiente reclamo para quien desee gozar de buenas vistas, pero para perfiles más inquietos se propone pasar por el Museo Etnográfico, con una colección de pintura y un catálogo de singularidades locales. Tampoco está mal el Museo Santxotena al aire libre. A tiro de piedra de Elizondo se encuentra el Molino de Urdazubi, todo un descubrimiento para los ojos urbanos.
Un restaurante: Por oferta no será, ni por buenos precios, si el viajero se queda con hambre. Buena carne, buen pescado, buena tortilla..., es como si Elizondo significara algo así como "donde se come bien y barato". De entre tantas opciones nos quedaremos con Santxotena, un asador con carta amplia y servicio atento y sonriente. No dejen de peir el solomillo del Baztán o el Txangurro, todo ello regado con tinto navarro.
Un recuerdo: Salvo las piernas cansadas de tanto andar, el viajero se llevará del valle del Baztán buenas impresiones, sabores recios y ganas de volver. Y a veces no podrá quitarse de la cabeza ese tintineo que durante todo el día y toda la noche sonaba cerca de casa, incluso bajo la propia ventana...

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